domingo, junio 19

Sol, la vida y la ventana

- La pregunta es: ¿para qué se necesita ser más valiente? ¿Para asumir que una relación se acabó, cerrarla y seguir con la vida? ¿O para tratar de rescatarla?

Mi amiga Sol termina al seco su segundo sour y se queda mirando al vacío un rato.

Yo encuentro que es más cómodo quedarse, ver para otro lado y hacer como que todo sigue bien. Pero no se lo digo porque ella ya despachó al novio y, bueno, precisamente el problema de terminar es que la decisión es un poco más irreversible. Seguir es más cómodo, claro, pero pronto uno se acostumbra a vivir a medias.

Hace unos días leía un blog en el que la autora se preguntaba cada cuánto tiempo es normal pensar en el divorcio. A juzgar por los post siguientes, ella se quedó sólo en el pensamiento y mantuvo al marido hasta ahora. Yo me quedé calculando cada cuánto tiempo pienso en cerrar todo el asunto con Novio. 

Con el tercer sour Sol empieza a contarme el día que terminó con su novio, lo hizo ella porque él no se atrevía. Yo le creo. Me cuenta que fue difícil por el tiempo que llevaban juntos, porque compartían casa, auto y mascota, porque igual de algún modo lo quería aunque ya todo era insostenible. También le creo. Eso que Sol es valiente, no anda por la vida inventando excusas ni se esconde de la gente cuando no quiere enfrentarla. Sol dice lo que tiene que decir y luego se aguanta las consecuencias. 

Pero yo no tengo ni el valor ni el ánimo ni la energía para decir lo que debo decir. Toda mi energía está concentrada en sobrevivir el día, uno a la vez, espantando las ganas de saltar por la ventana o de probar el agua cuando manejo al lado del mar. Eso ya es un tremendo esfuerzo. Entonces, cuando empiezo a hacerme preguntas todo lo demás se paraliza y si no salto de la ventana es porque calculo que con un par de pisos sólo conseguiría una recuperación larga y dolorosa.

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