miércoles, enero 19

2011

Entonces uno despierta un día y ve que las cosas ya no son iguales. Eso no significa que sean peores ni que sean mejores, sólo que cambiaron, y la verdad es que de vez en cuando está bien que cambien. No me quejo. Sí me sorprendo mucho al ver que cambian tan rápido. Quiero decir, hace dos días vivía con mis padres, ayer estaba sola en Santiago, ahora con Novio somos nómades.

Fue como una gran ironía volver con Novio al lugar donde nos conocimos. Como si ese verano todo hubiera quedado en pausa y ahora volviéramos a pararnos donde mismo para retomar la historia en el mismo punto. Pero nosotros no somos los mismos. Supongo. Ahora estamos juntos. Ahora tenemos la posibilidad de tener una casa para los dos. Ahora pensamos en criar un perro y cuidar un jardín. Ahora tenemos un montón de cosas (de verdad un montón, muchas más de las que imaginamos) metidas en cajas de cartón y repartidas en casas de bodegueros solidarios.

Ahora podemos hablar con propiedad de las veces que fuimos y vinimos por la ruta 68, o anduvimos en metro, o paseamos por el Parque Forestal, o comimos hamburguesas en la bomba de la esquina. Y es tan raro que todo eso haya estado ahí y ya no esté. Es muy raro ahora volver a caminar por las mismas calles que caminé hace dos veranos, cuando conocí a Novio, o antes, cuando era una periodista sin cuestionamientos vocacionales, o cuando era estudiante, o cuando era a la vez estudiante y periodista que viajaba en bus para ir a clases y luego volvía para hacer entrevistas.

No sé si seré la misma persona con distintas circunstancias o muchas personas a la vez. Pero apostaría cualquier cosa a que el tiempo es absolutamente circular y que cuando vuelvo a caminar por los pasillos del edificio donde alguna vez trabajamos con Novio soy la actual, la de hace dos años, la de hace seis. Todas preguntándose las mismas tonteras. Todas pensando en lo irónica que es la vida por devolvernos a los mismos lugares una y otra vez.

- "Vas a tener que cambiarle el nombre a tu blog", me dice Novio cuando le hablo de estas cosas.

Y yo le respondo que no, que esto me ha pasado siempre, así que no le veo mucha relación con la crisis de los 30.

4 comentarios:

Flo dijo...

O si es crisis, te las has tomado con extremo buen espíritu deportivo. Bien por ti, en cualquiera de los dos casos.

PauS dijo...

Crisis de los 30, de los 28, de los 25, de los 24... ¿Será que la práctica ayuda a mejorar el espíritu?
De todas maneras, no lo había pensado así.

Val dijo...

que agrado leerla de nuevo...como siempre, su pluma vuela

saludos

PauS dijo...

El ego de mi pluma explota :)

 

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