jueves, diciembre 16

encuesta rápida sobre la toma de decisiones importantes para la vida

1. ¿Qué hace usted cuando encuentra que sus actividades laborales de todos los días son una verdadera lata? ¿Cuando siente que su pega ya no significa ningún aporte a la humanidad ni a usted mismo? ¿Cuando su Jefecito le miente descaradamente diciéndole que no tendrá plata para renovarle el "contrato", coronando así una larga lista de mentiras que ya la tienen realmente aburrida por lo poco inteligentes? ¿Cuando mira a sus compañeritos y teme convertirse también en una vieja amargada y sin vida a los 31?

a) Se traga la rabia, el orgullo y la mala onda para rogar por otra oportunidad que le asegure un sueldo todos los meses.
b) Trata de hacerse amigo de los amigos de Jefecito, para caerles bien y obtener algún beneficio a cambio de oscuros favores.
c) Recoge sus cosas, ordena su escritorio y se larga dignamente a buscar otros horizontes, mientras canta una reveladora canción de su juventud pero en versión rockera actualizada.

2. ¿Qué hace usted cuando decide que definitivamente no quiere seguir viviendo en una ciudad llena de gente neurótica, con un pésimo sistema de transporte, que le empeora la alergia con la contaminación, que le provoca dolor de cabeza con los bocinazos y que cada dos días le hace temer morir atropellado, apuñalado o aplastado por la masa de gente descontrolada?

a) Se aguanta, porque en esa ciudad están casi todos los trabajos estables y dignamente remunerados.
b) No se preocupa porque la calidad de vida da lo mismo si a cambio de sacrificarla puede ganar grandes cantidades de dinero para invertir en joyas, viajes y un lujoso departamento, que luego fotografiará y publicará en facebook para envidia de sus amigos y familiares.
c) Recoge sus cosas, limpia su departamento y parte con Novio de vuelta al pueblo natal de ambos, apostando que no morirán de hambre a pesar de la eterna crisis económica de la zona.

3. ¿Qué hace usted cuando siente que, profesionalmente hablando, ya hizo todo lo que quería hacer (no porque usted sea muy bacán sino porque al parecer calculó mal los plazos)? ¿Cuando usted tiene la posibilidad de dedicarse a algo que no es ni tan glamoroso ni tan bien remunerado pero que le ofrece a cambio un poco de adrenalina, un poco de entretención y un poco de tiempo para otras cosas que también le gustan?

a) Le resta importancia a sus sentimientos para quedarse eternamente en una pega latera que le dará seguridad hasta jubilarse.
b) No cambia por nada del mundo el glamour, la vaga sensación de superioridad moral y la envidia provocada en los amigos cuando les cuenta que su trabajo en la ilustre empresa le permite aparecer en las páginas sociales condeándose con las celebridades del mundo cultural en un cóctel tras otro.
c) Dice "¡qué tanto!", si al final la vida es demasiado corta para pasársela aburrida en una oficina mal ventilada, si lo que de verdad vale la pena es pasarlo bien, así que pone todos sus porotos en el número elegido para su apuesta y luego salta al vacío con los ojos apretados.

4. ¿Qué hace usted si suma 1, 2 y 3, más unos pocos ahorros que le permitirán vivir dignamente mientras se estabiliza la cosa, más la posibilidad de ir a almorzar de vez en cuando a casa de las respectivas familias, más la adrenalina del desafío, más las ganas de hacer algo distinto, más la sensación de partir a colonizar tierras desconocidas aunque en realidad se va al lugar donde pasó más de 25 años?

a) Entra en pánico y no hace nada, no vaya a ser que las cosas empeoren y pierda lo que ya tiene.
b) En realidad a usted no le interesan esas cosas, su importantísimo trabajo no le deja tiempo para pensar en asuntos que no sean de trascendencia mundial, por eso tiene que hacer reuniones de pega los viernes en la tarde en vez de carretear con sus amigos o visitar a su familia.
c) Entra en pánico pero también se alegra porque la incertidumbre tiene cierto encanto, porque está aburrida y piensa que todo será mejor, porque echa de menos a la familia, el aire limpio y el olor a humedad o a tierra o a árboles, porque siempre le han gustado los cambios, porque Novio la convence con el panorama de tener perro y sacarlo a pasear por calles que tienen una razonable densidad demográfica. Grita de pánico y de alegría al mismo tiempo, se asusta y se ríe por todas las cosas que podrá hacer, siente un poco de pena por los compañeritos buena onda -que sí los hay- y por los amigos que dicen que la echarán de menos, confía en que el futuro será increíble, empieza a planificar cosas y se lanza a la vida con una pega nueva sólo más o menos estable, sin saber dónde va a vivir pero invitando ya a las inauguraciones... 


* Resultados:
- Si todas sus respuestas son a) seguramente vivirá y morirá en el mismo lugar donde ahora está parado. Bien por usted, pero qué fome encuentro yo.
- Si todas sus respuestas son b) venga a trabajar a esta ilustre empresa que desde el 1 de enero tendra algunas vacantes.
- Si todas sus respuestas son c), hágase un blog: le resultará muy útil para liberar tensiones. Luego empiece a practicar respuestas para toda la gente que le preguntará una y otra vez si está usted loco.

martes, diciembre 14

saltando al vacío y mirando después

Lista de fin de año de la familia Santiago+Novio:

  Decidir qué hacer con nuestras vidas.
- Comprobar qué tan factible es hacer lo que queremos hacer con nuestras vidas.
- Sacar cuentas para ver cuánto alcanzamos a financiar.
- Comunicar la decisión a las familias.
- Recibir, de parte de las familias, exclamaciones de sorpresa, gestos de preocupación y múltiples preguntas que en general apuntan a si realmente estamos seguros de lo que haremos. (En proceso todavía).
- Escuchar a Jefecito decir, con la mejor cara de compungido que le permiten sus escasos dotes histriónicos, que lamentablemente Gran Jefe no le dio presupuesto suficiente para seguir repartiendo manzanas el próximo año. 
  Confirmar con Gran Jefe que Jefecito miente descaradamente.
- Lograr que Jefecito firme la autorización para mis vacaciones pendientes. (Uhu!)
- Disfrutar las vacaciones durmiendo hasta tarde y viendo películas.
- Avisar a la corredora que le devolvemos el departamento.
- Conseguir cajas.
- Meter en cajas todas nuestras pertenencias.
- Conseguir un lugar para guardar las pertenencias mientras encontramos donde vivir.
- Conseguir transporte para las pertenencias, ojalá barato.
- Lograr consenso con Novio sobre cuál será el mejor sector para vivir. 
- Impresionarse con lo difícil que es lograr consenso sobre dónde vivir. 
- Encontrar un nuevo lugar para vivir, en el sector acordado.
- Instalar la decoración Navideña.
- Comprar regalos de Navidad.
- Viajar para pasar Navidad con las familias.
- Cerrar todos los asuntos pendientes en las respectivas pegas.
- Limpiar el departamento para devolverlo en condiciones dignas. (Cosa que habría agradecido un montón al anterior arrendatario...)
- Decidir qué hacer en Año Nuevo.
- Celebrar a moriiiiiiiiiiiiiiiir.

lunes, diciembre 13

Estimado señor Pascuero:

¿Señor Pascuero? La verdad, no sé cómo decirte. Siempre fuiste el Viejo Pascuero pero supongo que no debe ser muy alentador que te anden tratando de viejo por la vida. Lo de Santa me parece demasiado gringo y demasiado formal. Pero eso debe dar lo mismo, si ya nos conocemos hace tanto años. Treinta, para ser exactos.

Y déjame decirte que han sido 30 años de puro amor, al contrario de quienes reniegan de ti o cuestionan tu capacidad de llegar a todas las casas del mundo en una sola noche. Para mí esos son sólo detalles y tengo varios argumentos al respecto. Por ejemplo, Felipe, mi muñeca favorita de la infancia. O la bicicleta azul sobre la que pasé tanto tiempo y que casi me cuesta un dedo. O las tres semanas de vacaciones que me mandaste con Jefecito de la época, aunque en mi calidad de honorarios permanente no me correspondía ni descanso por Navidad. Y después hiciste aparecer a Novio, aunque ese año no lo pedí expresamente pero supongo que después de tanto tiempo seguro ya sabes lo que me gusta.

Para este año no tengo muy claro lo que quiero. O sea, se me ocurren un montón de cosas que me gustaría tener, pero en el fondo entiendo que no son prioridades. (¿Ves la madurez que he alcanzado? Seguro merezco algún premio por eso.) Se me ocurren tazones para tomar té, mejor si son de algún material irrompible. También me gustaría tener un perro, ojalá con espacio para ponerlo. Quiero audífonos nuevos, pisos para sentar a las visitas, un bloqueador muy potente y una crema para no tener arrugas.

Pero claro, puedo vivir sin eso. Quizás debo pedirte un trabajo nuevo, entretenido, útil, con compañeritos simpáticos. Uno para mí y otro para Novio -el es un tipo maduro así que dudo que quiera escribir su propia carta-; si es posible que no estén muy lejos para que podamos almorzar juntos de vez en cuando. ¿Será mucha exigencia? Es que de chica me enseñaron que no debía exagerar porque si no los otros niños del mundo se quedaban sin regalo. Y yo, que siempre he sido tan consciente con la humanidad, me limitaba a una petición por año.


Sigo siendo muy considerada, como puedes ver. Y, bueno, si somos rigurosos debo admitir que tengo todo lo que necesito. Todo lo que siempre quise, y eso no es algo que uno declare tan fácilmente en estos días. Hay que reconocerlo: con Novio estudiamos lo que quisimos, trabajamos en lo que quisimos, compramos a Salvador, compramos muchas cosas útiles e inútiles, viajamos, comimos banana split, hicimos asados, bailamos con los amigos, vimos miles de películas. Vivimos en un departamento lindo con vista a otros edificios, con piscina que se echó a perder en la mitad del verano, con un sistema de agua caliente que falla cada cierto tiempo.

Después de este arranque de sinceridad, siento que abuso un poco pidiéndote cosas. Hicimos lo que queríamos hacer, tenemos lo que necesitamos,  lo que venga ahora es sólo un agregado, como el arroz en los asados, ¿ves? Así que si te parece, te pediré sólo que nos ayudes a mantener las circunstancias actuales, que donde sea que nos pille el próximo año tengamos un lugar donde trabajar, ver películas y recibir a los amigos.

Si te queda tiempo y ánimo, podría ser un lugar con vista al mar y un jardín donde experimentar con las plantas y poner una casa de perro, pero no te sientas presionado que para eso puedo esperar.

Mucha suerte con tu trabajo, que seguramente ya es intenso.

Cariños,

Pau S.


martes, diciembre 7

auch

Escucho a The Strokes para mantenerme despierta. La oficina está vacía, es la hora de la siesta y por la ventana entra una brisa de lo más veraniega. No quiero trabajar. Estoy cansada, aburrida, con ganas de desaparecer un rato. Pero entiendo que no uno no se puede pasar toda la vida desapareciendo. Entiendo que es hora de afrontar las cosas. Entiendo, pero no quiero, Además me duele un poco la cabeza.

Cuando la oficina está vacía pienso en el pasado de esta casa como casa, o sea, antes que la convirtieran -con escaso sentido estético- en oficina. Me gusta imaginar una chica de la época, con corsé y muchas enaguas bajo el vestido, apoyada en la baranda de fierro forjado que hay sobre el alféizar de la venta, con la vista perdida en los campos que seguramente existían en lugar del edificio que ahora tapa el sol. La imagino asomándose para respirar algo de aire fresco y espiar si alguien se acerca, moviéndose al ritmo de The Strokes totalmente despreocupada porque finalmente su principal actividad en la vida es esperar que las cosas pasen.

Me asomo a la ventana pero no viene nadie. Subo el volumen de la música tratando de decidir qué clase de persona quiero ser, porque finalmente de eso se trata todo. Esperar en la ventana es muy cómodo pero también muy aburrido. Saltar al vacío provoca vértigo, incertidumbre y aumenta la adrenalina, y puede que abajo uno se encuentre un camión que transporta algodones o nada más que el cemento de la vereda.

Mirando hacia atrás siento que mi vida ha sido una alternancia de saltos repentinos y cómodas estadías más largas de lo recomendado. Lo bueno es que de una manera u otra he ido llegando a casi todos los sitios donde quería llegar. Lo malo es que a pesar de los años todavía no aprendí a tomar decisiones.

Quería escribir sobre lo agradables que han estado estos días sin calor, sobre el olor a frutillas que inundó las calles gracias a los vendedores y sus carritos de madera, sobre lo maravilloso que es llegar a la casa por las tardes y tomar helados con Novio mientras vemos Los Simpsons. Pero ya no puedo pensar en esas cosas porque mi atención está puesta en lo que viene. Y lo que viene es lo que yo quería que viniera, quizás no con las mejores condiciones pero en el fondo en el fondo sí es lo que yo quería. Entonces llegó el momento, hay que saltar, y me cuesta un poco soltar los fierros de la ventana.

- "Tengo miedo", le digo a Novio y le pido que me abrace y me diga que todo va a estar bien. Él me abraza y me dice que no me preocupe, aunque sabe que sé que las cosas no serán fáciles. Y los dos sabemos que si fuera fácil sería una lata.

 

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