martes, septiembre 7

saludos, Jefecito

Lejos lo peor de mi trabajo es que cuando me siento en mi escritorio quedo justo de espalda a la puerta de la oficina. O sea, cada vez que alguien entra, lo primero que ve es la pantalla de mi computador. Eso no sería un problema tan grande si mi computador se dignara a responder a tiempo cuando le pido hacer algo, pero él parece estar más aburrido que yo de esta pega y de repente simplemente se niega a reaccionar. Igual es comprensible, considerando que tiene como un año más de antigüedad en esto y al parecer ni la semana de vacaciones le sirvió para relajarse.

Tampoco es que me pase todo el día matando marcianos en lugar de responder los correos a Jefecito. Pero me gusta tener la posibilidad de hacer varias cosas al mismo tiempo; además, ahora la mayor parte de mi pega consiste en revisar bases de datos y con algo de esfuerzo aprendí cómo entrenar a Excel para que funcione solito mientras yo chateo con Novio o saludo a los cumpleañeros vía facebook. Yo encuentro que no es tan terrible si uno igual cumple con la pega, y sacando cuentas no creo que gaste más tiempo que los compañeritos que se van al patio a fumar o se pasan horas conversando con la vecina de escritorio.

Pero asumo que a Jefecito no le parecerá tan bien verme haciendo otras cosas. Sobre todo porque es, digamos, de la vieja escuela, de esos señores que conocieron internet más bien tarde en su vida y piensan que la mayor parte de sus usos son una pérdida de horas/hombre. Entonces, cada vez que siento sus pasos le pido a mi computador que por favor disimule y salte a Excel o al correo institucional o por último a la página de la empresa para que la cosa no se vea tan mal. A veces funciona. Y generalmente Jefecito apenas me mira cuando me saluda. Aunque también hay otras veces en que él ve mi pantalla de reojo y me encuentra inspiradísima escribiendo las cosas tan interesantes que suelo publicar en mi blog.

Ahí me pregunto si el señor este sabrá algo sobre blogs. Si habrá visto el mío alguna vez. ¿Y si se fijó en el nombre y lo leyó? ¿Y si es uno de mis asiduos visitantes pero se mantiene en el anonimato? En ese caso, ejem, saludos Jefecito, todas las críticas y burlas y quejas han sido con algo de cariño. Algo poco. Bien poco en realidad pero bueh... usted sabe.

Suena bien paranoico mi comentario, pero lo que pasa es que cuando volví de mi licencia médica post virus me encontré que en lugar del reloj control setentero de siempre había un modernísimo aparato donde uno debe registrar su huella. ¡Incluso habla! A mí me dijo "intente nuevamente" varias veces, hasta que pregunté y me explicaron que todavía no está operativo así que por ahora no es más que un bonito adorno que le sube el perfil a esta ilustre oficina, mientras el antiguo reloj sigue en un rincón, ahora conectado con un alargador que cruza la recepción completa.

Mientras cumplía mi ritual diario igual que Sam Sheepdog y el Coyote, me acordé de mi pelambre sobre la tarjeta perdida y la ineficiencia del sistema de asistencia-atrasos que hay en esta empresa. Y por un segundo pasó por mi mente la escasa posibilidad de que Jefecito me hubiera leído y hubiera puesto el reloj glamoroso con registro en línea para evitar que sus trabajadores lo anden difamando por internet. ¿Será?

Ok, de acuerdo con que la paranoia es mucha, pero una vez me pasó que tenía un blog y todo todo todo el mundo de mi antigua pega terminó enterado. Algunos se reían conmigo y lo comentaban. Otros lo miraron y no les pareció nada de bien. Otros deben haberlo leido sin decir nada. A otros seguro que jamás les importó. Jefecito de la época nunca se manifestó al respecto, pero una vez, en una reunión de pauta en la que se hablaba de un reportaje sobre blogs, me miró desde el otro lado de la mesa redonda y me dijo "¿Y usted Paulina, tiene blog?" Silencio. Dolor de guata. Y con toda la dignidad posible seguí la premisa de negar hasta la muerte aunque la evidencia esté ahí mismo sobre nuestras narices.

5 comentarios:

Flo dijo...

Qué atroz, a mí me pasaba igual con el Solitario Spider hasta que solita lo desinstalé porque hasta los coleguitas me miraban feo, pero qué tanto, si me aburría más que cajero de peaje.
Igual ojalá que nadie se entere de tu blog, porque he sabido de despidos por hablar de la pega en sitios como éstos...pero no nos persigamos, lo más probable es que nadie sepa. La otra es que te inventes un seudónimo.
Me reí mucho con la descripción de tu "lugar de chaajo".
Saludos

Caro Tere dijo...

uyyy identificada total con lo que acabo de leer (navegando llegue hoy a tu blog) Trabaje 13 años en un estudio jurídico y había momentos de lentitud total, donde el msn me había la existencia en la oficina un poco mas pasable, y otros de "lo necesito para ayer" hasta k nos sacaron el msn (pero después a la mala, igual lo teníamos, pero los jefes estaban atentos o nosotras muy perseguidas)hasta que hace 4 años me despidieron (fui mamá y ya no los servía como antes) y ahí recién había conocido esto de los blogs y de ahí salió fcb, etc. Saludos y me gusto mucho leerte¡¡¡¡

Marce dijo...

jajaja, qué graciosa. Te cachai, jefecito te lee y hasta te comenta con un pseudónimo? nuuuunca se sabe
Me pasaba los mismo cuando trabajaba, en todo caso, nos pasa a todos los espíritus libres y es lo único que hace la pega soportable. Sobre todo una como la tuya.

PauS dijo...

Ay ni me digan que cada vez que siento pasos salto hasta llegar al techo.

Lo del seudónimo ya está (aprendido de la experiencia anterior), y si bien es bastante obvio al menos servirá para que no me googleen. Como le pasó también a una amiga, y se enteró su jefe y no la despidieron pero igual se llevó el mal rato.

Caro Tere, bienvenida por estos lados!!!

María José dijo...

Siempre hay un momento en que uno se cuestiona quien diablos nos lee, para bien, o para mal.

 

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