lunes, mayo 31

esperando la crisis



Una vez tuve que escribir una historia sobre cómo sería mi vida a los 30. A mi profesora de colegio de monjas seguramente no le pareció bien que mis prioridades fueran un departamento para mí sola, un trabajo independiente, un novio y la colección completa de mis discos favoritos. Así que se lo mostró a mi madre, quien desde entonces muestra una evidente preocupación sobre las decisiones que he tomado para mi vida.

Pero, la verdad, los comentarios no me afectaron demasiado a los 15 y tampoco ahora que escribo desde la vereda de los 30. Porque hoy cumplo 30. ¡Sí, 30! Y tengo casi todas las cosas con las que soñaba en la adolescencia, incluyendo mi nuevo mueble para cds.

Lo único que me falta es esa iluminación que -suponía yo- iba a llegar junto con el cumpleaños.

En década y media salí del colegio, pasé por la universidad un par de veces, trabajé, viajé, viví sola, hice grandes amigos y conocí gente bien espantosa, tuve novios buenos y malos, fui muy feliz, me deprimí, quise asesinar a un par de personas… pero nada.

Por alguna razón sigo sintiéndome igual que a los 15. Bueno, no exactamente igual, pero dentro de mi cabeza las cosas no han cambiado demasiado. Quiero decir que no soy como -suponía yo- debería ser la gente a los 30. Porque junto con mi departamento y mi colección de discos yo daba por hecho que también tendría absoluta claridad sobre las cosas y ya sabría tomar las mejores decisiones. Que no andaría por la vida esperando una señal antes de elegir entre ir al cine con las amigas o aceptar la invitación del chico que hace la página web.

Mucha gente que conozco me habló antes sobre la crisis de los 30. Tanto, que creo que en el fondo la estaba esperando. Y ahora que he pasado unos minutos mirando la vida desde esta nueva perspectiva, no puedo evitar pensar si será parte de la crisis preguntarse este tipo de cosas. ¿Será que la crisis llega cuando uno se da cuenta que fue engañado durante toda la juventud? Cuando uno comprueba que la edad no trae consigo más sensatez ni más certezas, cuando te das cuenta que sigues siendo el mismo pendejo de siempre pero con más años y más responsabilidades… ¿Será que ahí entras en crisis?


 

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